Este encuentro de catequesis sobre Pascua, sobre la alegría de la resurrección de Jesús, fue dado a alumnos de séptimo grado de la primaria ¡Que lo disfrutes!

Objetivos:

  • Meditar la Palabra desde distintas formas: leída, tratando de adentrarnos en ella, imaginándonos viviendo ese momento.
  • Remarcar la experiencia de los discípulos de Jesús y el ardor en su corazón que los convierte en misioneros.

Actividades

Inicio: Se les explicará a los alumnos que hoy vamos a intentar adentrarnos en la Palabra de Dios, y lo haremos de distintas formas.

Lo primero va a ser situarnos en tiempo y espacio:

Acaba de morir y resucitar Jesús, y todos hablan de esto.

¿Te acordás de algún suceso en el que todo el barrio sabía lo que pasaba?

En ese contexto se va a acercar Jesús.

Antes de leer la Palabra se les pedirá que imaginen que cada uno de ellos va por un camino conversando con una amiga o amigo ¿Con quién irías hablando? ¿Quién habla más, tu amigo/a o vos?

Iluminación: Se leerá la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, en Lucas 24, 13 – 35

Evangelio según San Lucas

Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido. Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?». Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!». «¿Qué cosa?», les preguntó. Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les había aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron».

Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas! ¿No será necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?»  Y comenzando por Moisés y continuando en todas las Escrituras lo que se refería a él.

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». El entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?».

En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Palabra de Dios.

Reflexionamos la Palabra para centrarnos en esta idea:

El encuentro con Cristo vivo, nos hace arder el corazón y nos pone en marcha para el anuncio, no importa que sea de noche, que estemos cansados, que no haya luz en la calle, que haya que caminar otra vez 100 cuadras…cuando arde nuestro corazón por Cristo, todas las oscuridades se desvanecen.

Y para seguir profundizando en la Palabra, vamos a hacer el siguiente ejercicio:

E M A U S

E: El nombre de la persona que pensaste que caminaba con vos.

M: Maestra/o por el cual quisieras rezar (puede ser más de uno).

A: Aquello que sentís que hoy hace arder tu corazón.

U: Un deseo que tenés para este tiempo.

S: Sitio preferido de la escuela.

Cierre: Nos quedamos con esto: ¿Qué es lo que hoy hace arder tu corazón? ¿Un anhelo, un sueño, una persona, un deporte? ¡dejá que allí entre Jesús y pedile que te ayude a ser su testigo para poder anunciarlo!

Esto que pensamos, todo lo que meditamos, vamos a dejarlo a los pies de nuestra madre, María, ella también conoce los deseos de nuestro corazón y nos acompaña en el camino. Le rezamos un Salve.

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